La Leyenda del Golem de Praga

Imágen alegórica del Golem de Praga

 El Golem de Praga: Reflexiones sobre su leyenda

¿Qué necesitan los pueblos para mantener una esperanza real, basada en el irrealismo mágico que les circunda? ¡Una leyenda! Y el Golem de Praga encarna perfectamente a la necesidad del pueblo judío de un guardián físico, que trascendiera a la religiosidad y creencias.

¿El motivo? ¡La defensa ante los ataques y persecuciones desmedidas de los ciudadanos de Praga para con los judíos asentados en su ciudad!

La herencia transmitida oralmente, aumentó el poder de la leyenda del Golem de Praga, tomando la misma esencia del Génesis en el cristianismo donde el hombre es creado de polvo y que en otras culturas se ha asentado de igual forma, como leemos en el relato del Popol Vuh y el hombre de maíz.

¿Quién o qué fue el Golem de Praga?

Fue una figura antropomórfica de un guerrero imponente, sin rasgos de sentimiento alguno, creada de barro cocido por Judá Leví ben Betzalel, también conocido como Rabbí  Löw , encargada de proteger a como diera lugar a todo judío de la ira de los praguenses.

El Golem de Praga no era un guerrero de batallas, sino un defensor individual y grupal, cuya conciencia reposaba en las órdenes –cuestionables o no- de su creador, quien era considerado un hombre sabio, el cual, por contraste, tomó la justicia por sus manos.

Allí la leyenda pasa a ser una alegoría de nuestras sociedades, aumentada o reducida por el saber oral, la coherencia que la ciencia dice tener y el pragmatismo que insta a preguntarse, ¿Por qué en nuestros tiempos no se reiteran dichos episodios míticos, existiendo tantas batallas injustas y desiguales, así como tantos oprimidos por otros hombres?

Literatura, cine, televisión y oralidad

Ha sucedido con los mitos y leyendas griegos, romanos, sudamericanos, asiáticos. La visión artística y la perceptibilidad (incluso la indiferencia) de los públicos, amerita que las leyendas muten sólo para vender y no para creer y motivar a hacer lo posible de ellas.

El Golem de Praga es un protector implacable que obedece lo que hay en el alma de quien le pueda manejar. De allí que en el cine haya pasado de ejecutor a un protector que –pareciera- llegó a sentir.

La literatura ha intentado sentar bases de lógica y desmitificación, imponentes como lectura e inefectivos en la fe de las gentes que bogan por un guardián, así este tenga que reproducir los despiadados ataques de sus adversarios, so excusa de un bien.

Para la televisión, el Golem de Praga no es más que un divertimento y a la vez la inspiración de los cientos de seres autómatas que se guían por las tres leyes de la robótica de Asimov, pero igual terminan rebelándose buscando esa visión de la humanidad que combina el libre albedrío con el cumplir de un fin, sea cual sea el medio.

En la oralidad, los judíos hacen énfasis en el rescate de su pueblo ante los ataques que  han sufrido en toda su historia, siendo el holocausto uno de ellos.

Creen que de haber sabido construir a su propio Golem de Praga, mucha o toda la matanza se habría detenido.

Más han entendido –luego de siglos y pesares- que las palabras que activaban al Golem, “Emet” que significa verdad en hebreo y “Met” que significa muerte, no son más que el Alfa y el Omega que radica en ellos, su destino.

Y que el defenderse de sus perseguidores, con astucia, con la sabiduría radicando en sus dirigentes y el brazo fuerte en sus hombres que han aprendido a manejar sus sentimientos en pro de su libre albedrío y así acometer justicia y no “ajusticiar”, como esta figura a lo “Frankenstein” sobre la que hablamos y que hace a todos estos judíos modernos las verdaderas versiones (aunque no tan fastuosa o soñada como la que desearían muchos) del Golem de Praga.

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