Iniciación y Misterios de Las Mil y Una Noches

Es la obra emblemática de la cultura árabe y el libro más leído después de la Biblia. En sus páginas atesora las más remotas y secretas tradiciones de la humanidad. Detrás de estas ficciones repletas de seres extraordinarios -sirenas, genios o aves gigantes-, hay también referencias a civilizaciones desaparecidas, como la Atlántida, huellas de tecnologías inexplicablemente avanzadas que nos hacen pensar en contactos con extraterrestres y, por encima de todo, verdades iniciáticas envueltas en un simbolismo universal, que sirve de vehículo a través del tiempo a la sabiduría esotérica de sus anónimos autores.

Fragmentos de un saber desconocido, aprendido probablemente de extraordinarias civilizaciones desaparecidas, los cuentos de Las Mil y Una Noches árabes no son el producto de fantasías eróticas gratuitas.

Estas narraciones contienen lúcidas visiones de la compleja naturaleza humana. "Si esta historia se escribiera  con agujas en la comisura interior del ojo,  sería una lección para quien la leyese con respeto" dice a menudo Scherezade, la narradora.

Aunque proceden en su mayoría de Arabia, los relatos también están inspirados en mitos de la India, Egipto o Grecia. Prueba de ello es que, si bien se alude con frecuencia al Corán, aparecen también dioses preislámicos. 

Por todo ello, Michel Gall opina que "estas narraciones dan una amplia visión de la literatura prehistórica en general, incluyendo la escandinava y la céltica, y pueden agruparse en tres tipos de relatos: los referentes a mitos primitivos, cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos; las fábulas morales o poéticas; y los cuentos de fondo histórico, pero con referencias religiosas y arqueológicas reales". 

Asimismo, para otros estudiosos, como Roso de Luna, René Guenón o Jean Servier, la inmensidad literaria de estos cuentos nos brinda, como la mitología en general, los arcanos de nuestro pensamiento para que descubramos las causas de la caída primordial de la humanidad. Y, además, nos muestran el camino para redimirnos de nuestra condición de eternos durmientes y hacernos al fin dueños de nuestro destino.

La madre de todas las noches

Recopilados entre los siglos VI y X de nuestra era, los más de cuatrocientos cuentos de Las Mil y Una Noches se inician con un relato célebre que sirve como base para todo el desarrollo posterior

Se trata de la crónica de dos sultanes hermanos, Schariar y Schazenan, hijos de un antiguo rey sasánida soberano de Persia. Ambos descubren horrorizados que sus esposas les son infieles, y uno de ellos, Schariar, decide castigar la perfidia femenina casándose cada noche con una virgen a la que ordenará decapitar al alba. 

Para acabar con esta masacre, Scherezade, una hermosa y culta joven, hija del visir, se ofrece a sí misma como esposa y durante la noche de bodas pone en marcha una estratagema. Primero consigue permiso del sultán para que su hermana Dinarzade comparta con ella esas últimas horas

Al amanecer, Dinarzade, cómplice de su hermana, pide a ésta que le relate un cuento, y Sherezade lo hace con la aprobacn del sultán que escucha asimismo embelesado. Cuando la historia está en su punto mejor Schariar tiene que irse a despachar sus asuntos de estado y, en espera de oír el final del relato, perdona la vida a Scherezade por esa noche. 

Pero la misma escena se repite durante tres años, dando tiempo a que Sherezade tenga incluso tres hijos y consiga el perdón del sultán, enamorado y convencido al fin de las virtudes de la joven.

Título cabalístico

El número 1000 alude a la inmortalidad, mientras la unidad representa la divinidad y el centro místico desde donde el espíritu irradia su energía como un sol. La cifra simbólica equivale a la figura del punto (el Uno) inscrito en el círculo (el Todo)

Los autores de la recopilación original y su título son anónimos, si bien existe un manuscrito persa titulado Las Praderas de oro y minas de piedras preciosas del Masudi, en el que se describe una antigua obra titulada Hezár Afsane, que quiere decir Mil aventuras, pero al que la gente apoda Mil noches.

Otro documento del siglo X, el Fihrist, contiene la primera historia de la serie: el relato de los dos sultanes y el juramento de uno de ellos, Schariar, de casarse cada noche con una virgen para hacerla decapitar al alba. 

Proyecto que cumple, hasta que Sherezade se ofrece a sí misma como esposa para redimir a su pueblo y consigue distraerlo durante tres años con el repertorio de sus maravillosas historias. Al final le muestra los hijos que han tenido entretanto y el sultán, conmovido y transformado, la perdona.

Varios detalles llaman la atención a primera vista sobre el contenido iniciático de la obra. Uno es el poder mágico de la palabra que Sherezade conoce; otro, que siempre narra los cuentos, a petición de su hermana Dinarzade, al amanecer, la hora de las pruebas iniciáticas.

En relación al título, cabe preguntarse: ¿cómo ascendió la primitiva cifra de 1000 noches a 1001? ¿De dónde surgió esa noche y por qué? En opinión del escritor Jorge Luis Borges, quizá se debe sólo a "una contaminación de la frase turca bin bir, cuyo sentido literal es mil y uno, y que se emplea también para decir muchos";  para otros, en cambio, esta variante tal vez fue inspirada por el temor a las cifras pares; y para Jorge Adoum, "la noche añadida sirve para crear una clave numérica que, con una pequeña transformación, se convierte en la letra Tau del alfabeto hebreo, asociada tradicionalmente al Caduceo de Mercurio, emblema de los alquimistas y clara señal de que el libro contiene verdades ocultas".

Por otro lado, desde un punto de vista simbólico, el número mil está asociado a la felicidad paradisíaca y a la inmortalidad -los días del árbol de la vida son de mil años y la longevidad de los justos, en la Biblia, tiene idéntica duración-; mientras que el uno es el centro místico desde donde irradia el espíritu como un sol. Interpretada así, la cifra podría ser una alegoría de los dones espirituales y sobrenaturales que el hombre alcanza al elevar su conocimiento a un nivel superior. De hecho, la misoginia del sultán, que simboliza a la humanidad herida por las potencias del mal, es redimida por el intelecto de Sherezade.

Caída y degeneración de la humanidad

El tema del adulterio femenino del relato inicial no es para Adoum fruto del azar. El sexo aparece como causante de la caída de la humanidad que, desde entonces, como las dos sultanas adúlteras, ha de sufrir la desgracia de la muerte. En ese sentido, evoca el relato bíblico de la caída de los ángeles al cohabitar con las hijas de los hombres (Génesis VI).

Por otro lado, y teniendo en cuenta el papel subordinado que los árabes asignan a la mujer, tampoco es casualidad que la narradora y la destinataria de los cuentos sean dos mujeres. La primera representa la mente discursiva, capaz de razonamiento y la segunda a la mente intuitiva. 

Ambas han de funcionar al unísono para recibir la iluminación. A su vez, el sultán Schariar simboliza la fuerza de la materia, la inercia de la caída, del dolor y el mal, mientras que Sherezade y su hermana son las fuerzas del progreso y la felicidad.

Otra causa de nuestra degeneración se halla en la primera historia de Sherezade, la del comerciante rico que se sienta a comer dátiles y al tirar despreocupado los frutos mata inadvertidamente al hijo de un genio que, de inmediato, surge de la nada y amenaza con decapitarle. 

El comerciante representa a la humanidad que en su peregrinación por la vida está siempre amenazada por la muerte a causa de haber comido del fruto prohibido -o, lo que es lo mismo, por haber utilizado el conocimiento para dañar-, alusión evidente a la historia de Eva y el Árbol de la Ciencia del Edén.

La distribución de los cuentos tampoco es aleatoria, sino que obedece a una estructura lógica. El libro se asemeja a un árbol corpulento del que salen diez o doce ramas distintas -consideradas por algunos como las etapas en el sendero de la iniciación-, que a su vez se ramifican en otras menores, también subdivididas, entre las principales destaca la Historia del pescador, que contiene una clara alusión a la Atlántida y a la catástrofe que acabó con sus cuatro razas, representadas por los cuatro peces de distintos colores que el protagonista ofrece al sultán, así como una referencia al tiempo en el que esto pudo haber ocurrido, cuando el punto vernal se situaba también en Piscis -hace 25.920 años aproximadamente-. 

Por otro lado, el pescador es un ser excelso protegido por Dios, que corre en pos de la sabiduría y llega a dominar el secreto de los espíritus del agua. De ahí que su historia sea el tronco de los cuentos de los genios marítimos.

En la misma línea, Aladino, el célebre protagonista de otro relato consigue dominar a los espíritus de las entrañas de la tierra y su historia se conviene    en la rama principal de los cuentos de genios terrestres. 

En realidad, Aladino es otro buscador de lo oculto que "pesca" el anillo mágico de Salomón, asociado al amor del corazón, y la lámpara maravillosa, símbolo de la iluminación, aunque también se le advierte que puede perder sus tesoros si no es consecuente.

Claves para la iniciación

La bella Scherezade seduciendo al Sultán con sus cuentos llenos de poesía y sabiduría representa la victoria del esritu sobre el mundo material y sus pasiones.

El resto de las historias principales también contiene grandes enseñanzas. Así, la de Beder, rey de Persia y la princesa Gauhara muestra el poder del amor que nace al alcanzar la unión armoniosa del intelecto, instinto y emoción, representados por los poderes de tres reinos: el celeste, el terrestre y el marítimo. 

La de Yamlika, princesa subterránea, representa la ilusión de la materia que puede dar juventud y dicha efímeras, pero no sirve para recorrer el sendero que lleva a la Isla Sagrada. Mientras que la de Kamaralzamán y Badura contiene un magisterio sobre el poder de la magia sexual blanca. 

Y así sucesivamente: los relatos de El jorobadito y los siete barberos, Los tres calendos y las princesas de Bagdag, Seif Almluk y la hija de los Genios del aire, Nureddín y Bedreddín Hassan y, como no, la de Alí Babá y los cuarenta ladrones -el poder de la imaginación creadora-, o la de Simbad el Marino -y sus siete viajes iniciáticos - revelan sutilmente al lector avezado las virtudes que necesita el aspirante para luchar contra la muerte, la locura y los seres de otros mundos: modestia, fuerza, templanza y, sobre todo, paciencia, le serán imprescindibles para alcanzar la iluminación.

Universos paralelos

Es muy común hallar en esta obra gentes dormidas o trasformadas en estatuas de piedra por arte de hechicería, o por magos que controlan a poderosos genios (djinns). Estos últimos son, curiosamente, una extraña mezcla de extraordinarios poderes sobrenaturales e impotencia.

Demasiados cándidos, parecen condenados a aprender lecciones de humildad a través de los engaños que sufren continuamente. Y, sobre todo, su presencia subraya lo difícil que es pasar de un universo -el suyo- a otro paralelo -el de los humanos-, para lo que normalmente utilizan caminos poco ortodoxos: pozos, alcantarillas, etcétera.

La leyenda dice que son vástagos de los primeros seres creados del fuego por Alá, un león y una loba llamados Kallit y Mallit, cuyo sexo tenía dimensiones asombrosas. Al crecer, algunos djinns se rebelaron contra Alá y fueron arrojados al infierno, mientras otros permanecieron sumisos y tuvieron numerosa descendencia. 

Existen genios de mar, tierra, bosques, agua, desierto (efrits, mareds, jotrobs, saals y baharis, respectivamente). También los hay femeninos: las gennias, buenas, y las ghulas, malas; su variedad es, en todo caso, más grande que la de nuestras hadas, silfos y gnomos. 

La importancia que cobran en la obra se debe, según Adoum, a la necesidad de representar los poderes turbios del mundo astral con que el iniciado ha de luchar en su camino. Según Gall, son producto de las primeras tentativas del hombre en la conquista de lo sobrenatural.

Máquinas voladoras

Las huellas de civilizaciones desaparecidas son asimismo una constante. La abundancia de narraciones relativas a sirenas -en las que Andersen y más tarde Disney se inspiraron- parece aludir a la existencia de pueblos que habitaban en las profundidades marinas, semejantes a los dioses sumerios que llevaron la cultura a Mesopotamia

Se asegura que algunas sirenas fueron incluso capturadas en vasijas y dos de ellas, llevadas a Damasco en el siglo VIII, vivieron un tiempo en un estanque. Aunque algunos comentaristas sugieren que se trataba en realidad de dugongos, asombrosos cetáceos oriundos de África, hoy extinguidos, que amamantaban sus crías cantando.

Por otro lado, la aparición de extraordinarios animales, como la ballena gigante sobre la que Simbad enciende una hoguera -similar a la del héroe bíblico Jonás- , y a la del viajero san Barandán en el siglo V-, o la gigantesca ave Rocho -equivalente al Garuda hindú, montura de Visnú, o al Simurgh, rey de los pájaros árabes- que salva al marino de la muerte, parecen testimonios tardíos de una exótica fauna prehistórica.

Para el arqueólogo e historiador James Churchward, el colosal Rocho podría ser incluso el símbolo sagrado de los pueblos de Mu o Lemuria, continente supuestamente desaparecido en Oceanía, cuyos habitantes habrían sido dueños de una alta tecnología, capaz de fabricar artefactos voladores, entre otras cosas.

Para Gall, esta teoría, o la de la incursión de extraterrestres en nuestro planeta, sería la única forma de explicar  la aparición en la obra de objetos que requieren un  alto conocimiento tecnológico. 

Así ocurre con El Caballo de ébano, o El cofre volador, semejantes ambos a aeronaves sencillas y fáciles de maniobrar. Del primero se dice: "...sobre el pomo de la silla, a la derecha, hay una clavija de oro, la de la ascensión, y en el lado izquierdo un tornillo muy pequeño, no mayor que una cabeza de alfiler, la palanca de descenso". Y la descripción  que sigue de su forma de vuelo se parece en todo a la de un avión moderno.

Es cierto que los árabes hicieron una verdadera ciencia de la automatización, pero no se conoce que consiguieran ingenios tan perfectos, de modo que la manufactura y procedencia de éstos y otras extrañas "máquinas"  que aparecen en la obra sigue siendo un misterio, uno más de los muchos que contiene esta serie de maravillosos relatos cuya lectura nunca pasará de moda. 

Bibliografía

El secreto de Las Mil y Una Noches. Michel Gall. Plaza y Janés. Barcelona. 1973.


El pueblo de Las Mil y Una Noches. Jorge Adoum. Kier. Buenos Aires. 1982.
 
Los traductores de Las Mil y una Noches. Jorge Luis Borges. Obras completas. (1 volumen) Bruguera. Barcelona. 1980.


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